Día 3
Jueves 10 de Mayo de 2012
De izquierda a derecha: Bustamante, López Veloso, Garbi y D´Amico |
Coincidencias entre las declaraciones de Bustamante, López Veloso y
Garbi hacen pensar en una estrategia en común de defensa para minimizar la
acción policial en los crímenes de lesa humanidad. D`Amico refuta a los
policías.
En la entrada a la sala, las medidas cambiaron
radicalmente: no dejan entrar a las personas que testificarán durante el
juicio, no se permite la entrada con celulares y la prensa solo podrá tomar registro antes
del comienzo e intervalo de cada audiencia.
Empieza la recolección de pruebas con la declaración de los imputados y cuando parecía que ninguno lo
haría, Bustamante se despacha. “Apoyo
a el doctor Santucho, acá no están
todos los que tenemos que estar, había una persona que era
la dueña de la vida y la muerte de los santiagueños. Esa persona era Leopoldo Sánchez”,
dice Bustamante capturando la atención de todos los presentes. Aclara que no
quería agraviar a nadie, y que su función en aquella época era la de agente de
calle encargado de obtener información. El policía conocido con el apodo de “Sérpico”
asevera que le armaron la causa, que Vásquez declaro por venganza ya que él le
había sacado unas ambulancias por mal manejo de las mismas.
Juan Felipe Bustamante |
“Que sea un juicio histórico pero con la verdad”, dice Bustamante en
su declaración y afirma que la policía estaba
supeditada al ejército. Además declara que el Suboficial Sánchez, como
secretario de Bussi, tomaba todas las decisiones estando por encima incluso de
Correa Aldana Jefe del batallón 141, no respetando así –extrañamente- el
escalafón militar. “Traía de Tucumán el listado de las personas que debían
secuestrar y procedía a su traslado”, juntamente con los entonces militares
Llavier, Arce, Julián, Correa Aldana, Tomo y D’Amico en dos falcón verdes.
“Si estabas de guardia ibas, todos los vecinos nos veían, así se nos quemaba, entonces el ejército hacía el trabajo sucio. El que iba al batallón en horario nocturno era para traslado a Tucumán”.
Bustamante dice que la policía era usada para marcar casas, no había grupo de tareas, “si estabas de guardia ibas, todos los vecinos nos veían, así se nos quemaba, entonces el ejército hacía el trabajo sucio. El que iba al batallón en horario nocturno era para traslado a Tucumán”.
Año 1977. Batallón de Ingenieros de Combate 141 (Archivo IEM) |
Dirigiéndose al abogado Héctor Carabajal, dice “el ejército mandó a
marcar la casa de su padre, llevándoselos ellos a Tucumán”. Más adelante
agregaría que el destino fue la Quinta Brigada Batallón De Inteligencia.
Al ser consultado por las
querellas comenta. El juzgado federal no era ajeno a nada, los Doctores Eduardo
López, Arturo Liendo Roca, Santiago Grand, Santiago Olmedo y Lorna Hernández
estaban presentes inclusos en los interrogatorios. “Mi vida, mi familia corre
peligro por esto, pidió resguardo” repitió varias veces durante su declaración.
El Juez Liendo Roca (de blanco) en un acto en el Batallón de Ing. de Combate 141. |
Así mismo reveló que el Comisario Medina, jefe de la Regional 1, cuerpo donde él
dice pertenecer, y no a la DIP
como muchos testigos afirman, desconfiaba de los movimientos del ejército, por
lo que mandaba veedores a los diferentes operativos siendo él así, testigo
presencial del secuestro de Mario Giribaldi por parte de Julián.
Dr. Abdala Auad |
Diferencia
la desaparición del Dr. Abdala Auad, afirmando que "no tenía nada que ver
con cuestiones políticas, sino meramente económicas". Auat era parte de un
grupo de accionistas del Nuevo Banco de Santiago del Estero, fue secuestrado
por un sector empresarial contrario. Se aprovechó el aparato represivo ya
montado haciéndolo pasar como parte de su accionar. "Pregúntenle a un
señor Loccisano", dijo Bustamante, "y averigüen si el cuerpo del Dr.
Abdala Auat fue quemado en los hornos de la FACA ".
Bustamante dice que sólo sabía de la DIP lo que veía por ingresar esporádicamente,
donde veía a los prisioneros “sentados en ronda sin esposas en el patio”, y que
los interrogatorios realizados por los militares se hacían en el despacho de Muza
Azar, que salía de él y quedaba a un costado cuando estos se realizaban. Esto en
un claro intento de quitar responsabilidad a Musa y a su gente.
Producto de varias contradicciones -donde cada vez que volvía a
nombrar un hecho le agregaba un dato nuevo-, daba la clara impresión de saber
mucho más de lo que decía. Resumió este pensar, el abogado Rodríguez diciéndole “si usted era el confidente de Sánchez,
sabe más…, si sabe diga”. También lo hizo el Abogado Santucho “si te acuerdas del destino de los desparecidos
decilo”.
A la vuelta del cuarto intermedio, aunque antes dijo desconocer la existencia centros clandestinos de detención,
revela la existencia de Santo Domingo,
lugar donde concurrían al menos dos veces por año Menéndez y Bussi, y los militares
llevaban nafta y cal. Dijo también que el revoque de las paredes estaba llenos
de nombres de desaparecidos.
Santo Domingo - Campo militar utilizado como Centro Clandestino de Detención |
Ramiro López Veloso |
A su turno, López Veloso declara que encuentra “beneficioso” lo realizado por Bustamante y agrega que si
la prensa no los hubiera segregado consultándolos antes, se hubiera llegado más
cerca de la verdad, de los verdaderos culpables. López pidió respeto para su familia,
y dijo que está dispuesto a pagar el precio que sea, quedando a disposición de
la querella para más adelante.
Luego fue el turno de Garbi. “Caímos en una
trampa del ejercito” declara Garbi, “primero nos pedían información de gente, y
después cada vez más, casi tomaron la
DIP , nombrando Sánchez a un Militar Retirado para manejarla”.
1977. El Gral. Bussi junto al Ministro de Economía Martinez de Hoz de visita en Santiago. (Archivo IEM) |
Afirmó que “existió una reunión de Juárez
con Bussi de la cual debió haber sabido Musa Azar”, donde Bussi le reclamó a Juárez la falta de colaboración de la
policía en la lucha contra la subversión, discutieron y al salir dijo “Este
Gobernador ya me va a conocer”. A los pocos días un helicóptero tiraría en Pozo
Hondo un cuerpo desde el aire, a la semana siguiente aparecería el cadáver de
un ciudadano tucumano en el parque Aguirre, cerrando estos acontecimientos la aparición de una persona envuelta en explosivos en el busto del Parque Aguirre.
Esto desató una lucha política ya que hasta la justicia tucumana intervino
pidiendo la devolución del prisionero y “aunque a Juárez no se lo llevaba así
nomas” la policía luego de estos actos quedaría
definitivamente bajo la esfera militar.
Los testimonios de los policías implicaron
a altos nombres del poder judicial, político y militar, aunque se esforzaban
por involucrar lo menos posible a D’ Amico y minimizar el accionar y las
responsabilidades del cuerpo policial, definiéndose como meros recopiladores de
información. Parecía una clara estrategia de defensa, hasta que se escuchó el
testimonio de D’Amico.
Jorge A. D`amico |
D`amico
arrancó negando todos los delitos que se le imputan y detalla que en la mayoría
de las fechas de éstos ni siquiera estaba en la provincia, que no se lo podía
hacer cargo de los hechos de todo un batallón y que en su formación aún no
poseía ninguna capacitación para ser miembro del cuerpo de inteligencia.
Su declaración cambia de rumbo cuando declara que el rango de Musa equivalía
al de Comandante en el cuerpo Militar, por lo que nunca, él o Sánchez podrían
haber tenido trato con él. Asevera que está siendo víctima de una operación revanchista
de Musa y su grupo, por diferencias que surgen desde fines de los setenta donde
en una de las frecuentes visitas de Musa al batallón, su superior Niza le pide
que lo eche del mismo. Dicha enemistad se acrecentó cuando el ex Gobernador
Carlos Juárez lo nombrara ya en época de democracia en el cargo de Jefe de
Seguridad quedando así como superior de Musa. Desde ese cargo ordenó la investigación
por el tráfico ilegal
de fauna cometido por un grupo al mando de Musa.
Así cerró el cuarto intermedio, con D Amico contradiciendo
lo que venían diciendo los demás imputados.
El sentir se estremece con la primer testigo Blanca
Saracco de López, que sin decir palabras rompe en llanto, ni bien ingresa a la
sala, apenas a un metro la observan los represores.
Blanca dice que “está aquí para representar a las
madres de los desaparecidos” y relata la infructuosa búsqueda de su hijo Félix
Daniel López Saracco, y aunque su salud se hizo trizas dejó todo con tal de
encontrarlo…
Félix Daniel López Saracco |
Expresa, muy emocionada, que su hijo era muy
humilde y estudioso. Tenía 18 años y que su secuestro fue horrible. Que se
encontraba en Santiago y salió a comprar cigarrillos cuando lo llevaron. Que
con su esposo fueron de un lado a otro buscando saber dónde lo tenían, que
supieron que estuvo en Santiago y luego en Tucumán. Que como consecuencia de
ello enfermó y que su esposo tuvo que seguir buscando sólo. Que en una
oportunidad sí tuvo que ir ella a Sta. Fé porque necesitaban constatar un
listado en el que supuestamente figuraba su hijo. Para poder acceder a dicho
listado debió cruzar un patio donde una fuerte guardia armada amenazaba con
dispararle. Pero que no tuvo miedo y así pudo confirmar que allí no figuraba su
hijo. No recuerda si su marido pudo saber quiénes eran sus secuestradores-
Ramona Elvira Vizgarra quien trabajaba en la casa de la familia López Saracco, nos relata como
una noche ocho hombres armados le patearon la puerta exigiéndole entrar, y
mientras revolvían toda la casa separando libros que se llevarían en tres
cajas, ella con la ayuda de un vecino logra llamar a la policía solo para que
cuando llegaran le dijeran que esos civiles que daban vuelta todo, y que dijeran ya haberse llevado a Félix López Saracco, también eran policías…
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