Día 4 - Segunda Parte


DÍA 4 (SEGUNDA PARTE)
15 de mayo de 2012





En los setenta hubo un gran robo, robo de sueños, robo de ilusiones, teníamos 17, 18 años. Lo único que queríamos era un país de verdad un país sin miserias estructurales” 


Con estas palabras comenzó su testimonio el siguiente testigo en una clara muestra del pensar de una época. Este testigo fue secuestrado en tres oportunidades. En junio del 75 es detenido en la estación de La Banda. Lo llevaron a la DIP donde, tras el interrogatorio de Musa Azar y Garbi, lo tienen parado y sin dormir contra una pared durante toda la noche. Declara haber estado con el Negrito López y Pedro Ramírez que venían del penal. Al liberarlo Musa le dice “volvete y estudia si no te vamos a tener de vuelta aquí“, amenaza que se cumpliría en Febrero del 76. Este secuestro fue igual que el anterior, en democracia. Esta vez sus captores fueron Roberto Díaz y Rubén Gonzales quienes lo subieron a un auto donde esperaban Ramiro López y Garbi. El testigo dice desconocer donde estuvo ya que no era la DIP. Allí estaban el Negrito López y escuchó muchos gritos entre los que reconoce el de Magui Urtubey.

Mario Giribaldi
Finalmente, en el 76, se entrega en la Policía Federal por recomendación de su padre quién creyó que era lo mejor porque, como le dijo “si te llevan en Córdoba te van a matar, en Santiago yo voy a estar cerca y podré protegerte”. 


Queda detenido a pesar de que no había nada de qué acusarlo. En ese momento, en el DIP el testigo vio a Galloso, More, Santillán, Lugones, Rudy Herrera, Giribaldi y Kamentzky. Relató que Mario Giribaldi tenía un gran deterioro físico y que, como él era médico, le realizó curaciones. 


Aseguró que Giribaldi nunca pudo haberse escapado porque “tenía demasiado deterioro psíquico, no coordinaba”. El testigo recuerda que los oficiales de turno cambiaban cada 24 horas  y que la noche del asesinato de Kamenetzky y Giribaldi estaban Arias y Obey. “A las 11 nos dormimos, tipo 3 escuchamos tremendo tiroteo, silencio, ruido de camillas, militares, botas. A la mañana siguiente nos enteramos  que supuestamente en un intento de fuga Kamentzky había muerto y que Giribaldi había logrado escapar. “Como les dije jamás se podría haber fugado” afirmó el testigo.


“A la cárcel de Devoto llegaban de todo el país, algunas parecían fantasmas… comprendí que había un plan de aniquilación”.


Cárcel de Devoto, Buenos Aires


La próxima testigo es la madre de una adolescente que fue secuestrada a los 16 años en febrero de 1976 en su casa y frente a ella. “Se la llevó Ramiro López, apenas permitió que se vistiera”. Dijo que en el penal de mujeres donde fue finalmente alojada la joven, había un grupo de menores, ninguna mayor a los 19 años. “Estaba allí la mujer de Azar, Marta Cejas, que era la encargada de informar a Musa todo lo que ocurría allí, y producto de estos informes solicitaba a las detenidas y las torturaba en la SIDE”, relató.

Ramiro López Veloso


A pesar de que su hija nunca estuvo estado a disposición del poder ejecutivo, había sido injustamente condenada por el juez Liendo Roca a 3 años de prisión. La mujer reclamó castigo para los civiles que colaboraron con la dictadura.

A su madre, le sucedió el testimonio de la hija, que fue secuestrada el 6 de febrero de 1976 al otro día del secuestro de su padre, un piloto de aviones que luego de 56 días fue encontrado en el monte tucumano, muy torturado.

A la mañana siguiente del secuestro de su padre, un grupo de tareas de la DIP la secuestra de su casa. Entre sus captores reconoce a Ramiro López y ya en la SIDE identifica en el interrogatorio la voz de Garbi, que impartía órdenes del DIP.  En un lugar que identifica como la Escuela de Policía ve a Félix López Sarraco con el que eran compañeros. “Lo vi claramente, lo escuche claramente”, dijo la testigo. De regreso a la DIP es golpeada y amenazada con armas de fuego y la tienen todo el tiempo atada.


Tomás Garbi (Archivo IEM)

Cuando la trasladaron a la cárcel de mujeres pudo recibir visitas hasta el golpe de marzo del 76. “Cuando llego el golpe los militares entraron al penal e hicieron revisación, bastante violenta”. Los militares dispusieron que las detenidas quedaran incomunicadas, situación que se prolongó por 9 meses. Ella tenía solo dos horas de luz por día y la mantuvieron totalmente aislada de las demás detenidas. “Podría  haber llegado a una situación de locura”, dijo.

“Nuestras vidas no valían un céntimo y la incertidumbre sobre nuestras vidas era cada vez mayor”


La testigo recordó que Badesich trataba a las detenidas como si fueran de su propiedad y contó cómo comenzaron a llevarse compañeras a la DIP para torturarlas. “Nuestras vidas no valían un céntimo y la incertidumbre sobre nuestras vidas era cada vez mayor”. A medida que avanzaba el tiempo, la cárcel fue llenándose de presas políticas, jóvenes y adolescentes.  

La testigo fue trasladada con el resto de las presas políticas (exceptuando a las menores), al penal de Devoto en avión donde la amenazaron con tirarlas al rio, y las golpearon en retiradas ocasiones. Relata que vio cómo desmayaban a Gladys Domínguez de un culatazo. Ellas fueron las primeras en llegar a Devoto, ocupando todo un pabellón, “llegaban de todo el país algunas parecían fantasmas, comprendí que había un plan de aniquilación”.

Como con varios testigos, el Fiscal Santiago Olmedo le solicitó tres años de condena y el abogado defensor Sogga no presentó ni un escrito en su defensa. Fue condenada entonces por el Juez Liendo Roca. En el 77 salió en una lista de liberados y la llevaron a coordinación con varias compañeras. Todas ellas serian liberadas con excepción de “Teresa”, desaparecida hasta el día de la fecha.

Ya en libertad, al querer continuar sus estudios en su escuela no la aceptaron. Tampoco en la UNSE, donde a pesar de ganar un concurso en 1981, no la dejaron entrar.

Así terminó un duro día de audiencia donde se develaron más detalles sobre la connivencia entre el sistema represivo y judicial, en dictadura y democracia y donde pudo demostrarse la secuela de la dictadura en la vida de las víctimas.




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