Día 7 - Segunda Parte

Día 7 (parte 2)
22 de mayo

“Mi pensamiento es distinto de los que me detuvieron e hicieron lo que hicieron”


1976. Batallón 141 Ingenieros de Combate. entrega de armas. (Archivo IEM)


“Mi interés es que se haga justicia en cuanto a lo que yo sé o pueda aportar” diría el ex conscripto Guido Barrionuevo,  quien realizó el servicio militar en el año `74 destino  Batallón 141 Ingenieros de Combate.

“En febrero del `75 empezamos a tener ejercicios militares bastante intensos”, son llevados  primero a Santo Domingo, luego al Ingenio Fronterita,  teniendo como destino final el monte tucumano donde realizan operativos,  rastrillajes, aprensiones.

"...empezamos a tener ejercicios militares bastante intensos"

Julio 1976. Ejercicios de combate del Batallón 141
(Archivo Fotográfico del IEM)

“Mi pensamiento es distinto de los que me detuvieron e hicieron lo que hicieron”
Pensando ir a un operativo es detenido, con Aguilar y llevado al centro clandestino de detención “la Escuelita de Famailla”, llevados luego al Batallón 141, en el trayecto empezarían las torturas psicológicas “Bájense a mear les dirían, corran hijos de puta.., pensé nos dan, por suerte no fue”.  Pateados, golpeados son  metidos al calabozo, al llegar pedirían hablar con el cura Marozzi que les diría “Yo con extremistas hijos puta no hablo”,  “Le digo al Negro (Aguilar, con quien me trajeron): ¡Sonamos!”

Al llegar pedirían hablar con el cura Marozzi que les diría “Yo con extremistas
hijos puta no hablo”

Algunos miembros de la Iglesia Católica fueron cómplices de la Dictadura.
(Archivo IEM)

Trasladados a la SIDE por Trejo, Garbi, Díaz y una persona alta que no recuerda el nombre, parado contra una pared los tienen toda la noche custodiados por guardias armados. Al día siguiente fueron alojados en el sótano lugar muy oscuro repleto de afiches, papeles, y del que vieron salir, un día estando en el patio, a un chico de unos 18 años muy golpeado “Hasta el día de hoy no puedo dormir con la luz apagada”.

La tortura e interrogatorios seguirán, piñas, golpes en los oídos, culatazos “no sabia porque tanta saña. Sin explicarnos porque.”

La tortura e interrogatorios seguirán, piñas, golpes en los oídos, culatazos “no sabia porque tanta saña. Sin explicarnos porque.”  Le preguntaban por el Tigre, a cual él no conocía, al menos por ese nombre, ya que era Carlos López , novio de su hermana por esa época, su verdadero nombre.  Y por su militancia, que en ese momento era en el Partido Demócrata Cristiano, en la fracción que después fue Partido Revolucionario Cristiano.  

1976. Así se preparaban los soldados del Batallón 141. (Archivo IEM)

(Archivo IEM)

Un día lo mandan a barrer, la verdad “no tenían nada que esconder,… pienso sos boleta”. 
En la SIDE perdió la noción del tiempo aunque estima haber estado al menos cuatro semanas, en ese transcurso pudo ver a Barraza.

Al volver al Batallón los trataban como leprosos nadie les hablaba,  pasa el tiempo  y les dicen “Bueno se pueden ir nosotros los vamos a citar” cuando el Consejo de Guerra que les formaron  los cita en la sala no les hacen ninguna pregunta y les dan su libertad.

“Hasta el día de hoy no se porque estuve allí,… nunca me visitó un  juez,  ni un abogado, y esto fue en democracia”

La querella le pide que vea a los imputados y reconozca si alguno estuvo implicado en los hechos narrados, reconociendo así a Garbi al cual ve en el Batallón, a Bustamante, a Musa  y a Brao al cual vió en la DIP, pero dice no haber sufrido nada de parte de él.

“Quede tan afectado que no quería recordar, una sensación de negación,  era para defenderme”

...“era más flaco que ahora, metía miedo, Su mirada era como ahora,  tengo mejor memoria que él..." (El testigo hace referencia a Bustamante)


A la izquierda, Bustamante hace unos años atrás. A la derecha, Bustamante
en la actualidad.


La abogada de Bustamante, a pedido de este, le pide que lo describa físicamente en esa época, “era más flaco que ahora, metía miedo, Su mirada era como ahora,  tengo mejor memoria que él,  una vez en libertad me siguieron, me escapé, no me fui, me escapé… era él”

Terminó así su testimonio, y fue aplaudido por primera vez un testigo. 


“Estoy aquí porque tengo memoria  y quiero justicia… que se haga justicia para con todos."

El otro afectado de esta historia lo seguiría “He sido victima,he sido detenido” serían las primeras palabras de Ramón Aguilar, quien también ingresó al servicio militar en el año `74, siendo su destino la Oficina de Inteligencia del Batallón 141, donde en enero del `75 le hacen preparar el equipo de guerra completo. El 5 de febrero, al igual que Barrionuevo,  es llevado a Santo Domingo, al Ingenio Fronterita en Tucumán, donde piensa que recibían comida con fármacos ya que  todos se durmieron, y son trasladados a los cerros tucumanos donde estarían alrededor de 45 días. No puede precisar  bien en que parte de los  cerros estuvieron,  pero recuerda un operativo donde detienen a una persona  que caminaba por la ruta, Lucero les dice “que no lo tratemos así,  que lo caguemos a patadas.”

La Escuela de Famaillá en Tucumán fue ocupada en 1974 por la Policía,
y en Febrero de 1975 pasa al control de la V Brigada de Infantería. Fue
utilizada como centro clandestino de detención,
aquí permanecieron secuestrados numerosos santiagueños.
(Fuente: Grupo de Investigaciones sobre el Genocidio en Tucumán)

Escuela de Famaillá. Las aulas eran utilizadas como celdas.


Escuela de Famaillá. Este era el lugar designado para la tortura

Numerosos testimonios muestran la conexión
durante la dictadura entre las fuerzas armadas de
Tucumán y Santiago del Estero. Ambas provincias se
encontraban en la "zona militar 3" comandada
por el Jefe del III Cuerpo del Ejército el General
Luciano Benjamín Menéndez.

Con la excusa de que gente de Salta solicitaba información de él y Barrionuevo, son detenidos y llevados primero a la escuela de Famaillá,  y luego al Batallón 141 donde serían recibidos a las puteadas por Julián.

“trataba de no mirar,... uno intuye cosas,… el miedo siempre está”

En la  DIP, donde es trasladado, ve a Ramón Ramírez, compañero del Batallón y al matrimonio Barraza. Siendo confinados con Barrionuevo a dormir en un sótano muy oscuro “trataba de no mirar,... uno intuye cosas,… el miedo siempre está”

Carlos Héctor Capella, ocupó el cargo de
agente de la DIP. (Foto: El Liberal)


Nombra como personal de la DIP en ese entonces a Musa Azar, Nizk, Capella, López, Garbi, Bustamante, Laitan, Leguizamón y Barbieri. “Obviamente hemos visto gente allí” Sabe que a Barrionuevo le metieron picana, a él le  pega un flaco que le decían “Piporé”, era inspector de colectivos.  Y recuerda haber visto al menos a una persona muy maltratada, “en la DIP se escuchaban gritos”.

Pese a existir oficios donde se los menciona como alojados en la DIP nunca lo entrevistó ningún juez, a los 36 días Musa les decía “Van a volver al Batallón, nunca han visto ni oído nada, sino regresan para acá”

Recordaba a Ramírez, de una reunión en el Batallón, en la que al pedir opiniones el teniente coronel Castelli, éste se había atrevido a preguntar porque tenían que combatir a los guerrilleros, recibiendo de Castelli una respuesta contundente “A usted lo voy a tener muy en cuenta “.
Nunca más lo vi al soldado Ramírez, que rompió el diploma el día de la baja…”

“A mí todo esto me afectó porque no pude desarrollar nada de lo que hubiera querido ser…Una vez, cuando yo andaba en bicicleta cerca de Tala Pozo, Bustamante se me acerca y me saca una carpeta de antecedentes y me dice “¿Qué haces por aquí, negro de mierda?”.


En el Batallón permanecieron hasta la baja. No tenían contacto con los demás soldados. “Al segundo día  después de la baja me presento con mi DNI y  el Tte. Botargues me dice que “se van a quedar con mi DNI hasta que se expida el juez militar”. Justicia que le daría la libertad sin hacerle pregunta alguna.

“A mí me conocían porque integraba un grupo folclórico, pero como se decía que integraba un grupo guerrillero, estos rumores  me impidieron retomar mis estudios en la Escuela Industrial. El Rector, que era vecino, un señor de apellido Limón, me dijo que no podía inscribirme.”  Lo único que podía hacer era salir a cantar con el conjunto y siempre tenía alguien vigilándome. Por todo esto, decide irse a Buenos Aires, donde integraría el grupo musical “Los Hermanos Toledo”. Una vez, un tal Juan Carlos González, que yo lo conocía porque era representante artístico, me dice: “Quédate tranquilo Negro, vos ya estás limpio. Yo te caminaba a vos…”

“A mí todo esto me afectó porque no pude desarrollar nada de lo que hubiera querido ser…Una vez, cuando yo andaba en bicicleta cerca de Tala Pozo, Bustamante se me acerca y me saca una carpeta de antecedentes y me dice “¿Qué haces por aquí, negro de mierda?”.

Aporta que Barrionuevo realizó la instrucción del servicio militar “en la Guarida” lugar que el abogado Ferreyra menciona como posible centro clandestino de detención. Dice no haber podido hablar aún con él de la detención que compartieron,  ya  que se ponía mal cada vez que quería hablar, no queriendo  por esto insistirle más.

“Estoy aquí porque tengo memoria  y quiero justicia,… que se haga justicia para con todos" finalizó diciendo Aguilar.


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